El síndrome de Salvador Blanco es la creencia basada en que las personas de occidente y/o blancas tienen la obligación moral de ayudar a aquellas poblaciones de color con condiciones menos favorables para poder solucionar sus problemas y subsistir. Este pensamiento acentúa el pensamiento de “la superioridad blanca”.
Asimismo, este pensamiento se ha perpetuado en los volunturismos. Pero, ¿qué es el volunturismo? Su palabra misma lo dice: es el turismo con unas semanas y/o meses de voluntariado para poder “conocer nuevas culturas y otras realidades”.
Esta nueva forma de hacer ‘voluntariado’ mientras se conoce otros países parece ser inofensiva. Sin embargo, termina ocasionando serios problemas en las personas locales del país en el que se realiza dicha actividad, en las personas a las que se busca ayudar y termina romantizando la pobreza para que las personas blancas y/o occidentales puedan vivir la “aventura y llenarse de experiencias”. Todo ello sin mencionar que es un negocio realmente rentable para quienes ofrecen este tipo de cooperación.
Dentro los problemas que ocasiona a los locales, podemos mencionar la competencia laboral/económica. Estas personas pueden tener un oficio que ofrecer dentro de su comunidad; sin embargo, son reemplazados por personas que realizan el volunturismo, ya que estos tienen que “vivir la experiencia” realizando actividades sencillas y no técnicas como pintar una fachada, construir un espacio o enseñar el propio idioma. En ese sentido, el volunturismo termina perjudicando a los lugareños y creando resentimiento-frustraciones hacia estas personas principalmente blancas/occidentales que acuden a estos países para vivir la “experiencia”.
Por otro lado, respecto de los perjuicios que ocasiona en las personas que se busca ayudar, existen muchos. Sin embargo, el presente artículo se basará en dos. El primero relacionado a la deshumanización de las personas a las que se busca ayudar por la propia necesidad de los voluntarios de enriquecerse de manera personal y de actuar como salvadores blancos que necesitan ayudar a otros como imperativo moral. Es común ver cooperaciones o influencers que, en busca de captación de voluntarios o más seguidores, hacen del voluntariado, un espacio publicitario o un espacio para vanagloriarse de sus bondadosas acciones. Todo ello, deshumaniza a las personas a las que se busca ayudar, convirtiéndolas en parte de un paisaje o decoración. Esto desconoce sus propios derechos, como si por el hecho de encontrarse en estado de necesidad y verse en la obligación de recibir ayuda, perdiesen su derecho a la intimidad e imagen. Todo para contar con admiración social o enriquecerse de este negocio que poco ayuda verdaderamente.
Asimismo, otro problema que crea la cultura del salvador blanco materializado en el volunturismo hacia las personas racializadas es pensar que con la sola intención de la persona blanca, es suficiente y que no se requiere estar cualificado para cubrir estas necesidades. Es decir, para realizar este tipo de “volunturismos”, no se requiere de personal cualificado o permanencia ya que se venden paquetes, de pocas semanas, para realizar estas actividades y esto afecta la continuidad de la enseñanza o del proyecto que se busca realizar. Al respecto, Chloé Sanguinetti, productora de contenido con enfoque en temas humanitarios y desarrollo, señaló que “la mayor parte del tiempo, no hay ningún seguimiento pedagógico de estos programas, por lo que es muy probable que los voluntarios enseñen lo mismo que sus predecesores” (Camboulives, 2021). En ese sentido, al no existir continuidad ni ningún plan real para con las comunidades necesitadas, en realidad los volunturismos son inútiles en cuanto a realizar un cambio trascendente hacia las personas que se busca ayudar.
Finalmente, respecto a la romantización de la pobreza, los y las volunturistas que se envuelven en esta ‘experiencia’, regresan con la mentalidad de “haberse descubierto a ellos mismos” y desconocer la pobreza en la que pueden vivir ciertas personas ya que “ellos no están tan mal, como las personas a las que ellos ayudaron”(San Narciso, 2022). De esta manera, se deslegitimiza las necesidades de personas que también requieren ayuda y que no necesariamente tienen que vivir en condiciones infrahumanas o “peores”.
Entonces, ¿qué hacer ante el salvador blanco materializado en el volunturismo? Simplemente, no practiquen estas actividades, realicen voluntariados con organizaciones serias que establezcan un plazo duradero del mismo para que se puedan envolver en el proyecto o realicen turismo en zonas donde no se lucre con la imagen de personas racializadas. Asimismo, si tienes cualidades que pueden ayudar a una población y quieres ayudar, hazlo dentro de tu comunidad, no es necesario ir a otra civilización para ayudar. Finalmente, si realizas voluntariados con organizaciones serias, evita llevar cámara (o pide permiso antes de tomar una fotografía) y pregúntate si tomarías las fotos a esas mismas personas si fueran de tu color o condición socioeconómica.
XX. Qhumanta
IMÁGENES A MOSTRAR EN EL CUERPO DEL ARTÍCULO
Fuentes:
San Narciso, María (2022). “El síndrome del ‘Salvador Blanco’: cómo convertir el voluntariado en postureo”. https://www.epe.es/es/espana/20220729/sindrome-salvador-blanco-voluntariado-postureo-africa-teresa-andres-gonzalvo-influencer-14182219
Camboulives, Thibaut (2021). “El lado oscuro del «volunturismo»”. https://www.welcometothejungle.com/es/articles/volunturismo-voluntariado-turismo-vacaciones-ayuda
Afroféminas (2020). “Salvadores y salvados: La cooperación como perpetuación del colonialismo”. https://afrofeminas.com/2020/11/16/salvadores-y-salvados-la-cooperacion-como-perpetuacion-del-colonialismo/
https://www.youtube.com/waSalvadores y salvados: La cooperación como perpetuación del colonialismo – AFROFÉMINAStch?v=VhpEIyW1Ks8
